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miércoles, 28 de abril de 2010

Eterna Felicidad!

La luz de la mañana consiguió que me despertara del profundo sueño en el que me encontraba. Bostecé seguidamente incorporandome mientras me restregaba con cuidado los ojos. Mi mirada recayó sobre el reloj digital situado encima de mi mesita de linol blanco. Este marcaba las 11:15 del dia 27 de Noviembre, me levanté con pesadez y caminé hacía el aseo pensando cuando podría volver a llevar una vida normal.
Me había dejado una ausencia en mi interior y ni yo mismo sabía como conseguir recuperarme y volver a sonreír. Me miré en el espejo y chillé inconscientemente.
Mis ojeras estaban demasiado marcadas, el maquillaje se me había corrido manchando mis mejillas de colores rosas pálidos. Tenía un aspecto horrible, y no podía negar que me había pasado la noche llorando. Su llamaba del día anterior me había dejado indispuesta. Se había enamorado de mi mejor amiga, mi príncipe se quedaba con la bruja mala, y yo como buena princesa le había perdido en mis brazos.
Ella le correspondía, me habían estado engañando y yo tan tonta y enamorada los había dejado que me tomaran por estúpida. Todo era más difícil que mirarme al espejo y luchar por vivir sin él. Pero no podía vivir con todo ese sufrimiento en mi cabeza y tampoco en mi corazón, necesitaba volver a sonreír...
Me metí en la bañera y el mármol estaba demasiado frío para el tan rápido cambio de temperatura. Entonces no fui capaz de pensar con claridad, una de las cuchillas que estaban sobre la repisa relucían... llamandome... cogí una y un leve pero profundo corte me hizo volver a sonreír. Mi propia sangre resbalaba a pequeños intervalos por todo mi brazo, goteando desde mi codo y caía hasta el agua que empezaba a teñirse de un suave tono rojo.
"Idiota" .- pensé, el aturdimiento llegó minutos después, mis muñecas estaban demasiado abiertas para detener la hemorragia, y mi cabeza cayó ligeramente sobre mi hombro, cerrando mis ojos poco después, a la par.
Había conseguido mi felicidad.

lunes, 26 de abril de 2010

Diosa Selene

Alguien que me conocía muy bien solía decirme que los dioses no existían, que el Olimpo era una especie de utopía de algunos chiflados hasta que una noche descubrí que todo era realmente cierto.
"Al despertarme me encontraré recostada sobre un gran manto brillante, con cierto cuidado me levanté para fijarme en que se trataba de algo realmente curioso como si se fueran las estrellas las que se encontraban debajo. Entonces fue cuando oí una voz, conocida creo recordar, pwero no te vi por ninguna parte, pero un gran espejo salió de algun encondido lugar dejado ver mi largo cabello oscuro, y una voz interior me hizo sonreír, susurrandome aquello que me habías dicho la última vez...
- Eres Selene, diosa de la Luna, de belleza inigualabre, casi tan perfecta como Afrodita y tan inteligente como Athenea .- me dijistes. Pero aquello no era cierto, yo ... una joven y desdichada humana una diosa, y conocida como la diosa Luna.
El espejo desapareció antes de que terminara mi flashback y aparecistes tú, tus cabellos tambien oscuros se ondeaban con el viento de la noche, te acercastes a mi y posastes su cálida mano sobre mi cristalino rostro.
- Nos encontraremos cada noche en tus sueños, mi dulce diosa."

Y así era cada noche, ese extraño sueño que me llevaba de nuevo a tí, tengo miedo de que llegué la vez que sueñe y no estés tú, no sabía que hacer entonces... por eso desde este momento tengo claro quien soy, tu diosa Luna.

domingo, 25 de abril de 2010

Dulce Sophia..

La luna alumbrababa las cristalinas aguas del precioso lago, se reflejaba en ellas como si de un rey que preside una sala se tratara. Y así era él ... resplandeciente y carismático, como todo hombre perteneciente a la corona. El princípe poseía unos hermosos ojos verdes que mostraban una persona triste y sola.
Apesar de lo que sus ojos reflejaban, él era duro y desconsiderado con los demás, hacía bromas de mal gusto e incluso alguna que otra vez había sido el causante de desdichas de sus padres. Tenía una actitud chulesca y maleducada, pero este era feliz en su ignorancía porque poseía algo valioso para él ... su ego. Mientras tuviera eso, su belleza, y su poder nada podía fallarle.
Y ella era totalmente lo contrario, era confiable y bondadosa, y no tenía nada de lo que el princípe estuviera orgulloso, por eso la joven doncella se pasaba las noches enteras llorando, en su fría y pequeña habitación del palacio. La muchacha le quería, pero dudaba de que este la quisiera a ella, una simple criada de su castillo.
Hasta que un día se cruzaron en uno de los inmensos pasillos, los ojos del chico se fijaron en ella, en su largo y cuidado cabello oscuro. Ella le miró con verguenza y bajó la cabeza con rapidez, escondiendose donde pudo. Desde allí escuchaba a su amado hablar con la reina, esa mujer hermosa y simpática, este la decía que quería deshacerse de todas las doncellas, que no quería tener nadie que cuidara de él.
Al escuchar esto, la joven salió corriendo hacia el pequeño dormitorio, se tiró sobre la incómoda y dura cama y se puso a llorar, como tantas otras noches había hecho. Un ruido la despertó y se dió cuenta de que se había quedado dormida en pleno lloro, se levantó con cuidado para abrir la puerta, entonces se quedó parada sin saber que decir al ver el alto cuerpo que impedia su paso. Su principe.
"Quería que te fueras solamente porque pensaba que asi dejaría de pensar en tí, pero no puedo dejar de hacerlo, hay una cosa que quiero pedirte desde hace mucho tiempo joven muchacha ... ¿quieres casarte conmigo?" .- susurró el principe, ella solo sonrió y se abrazó a él, besando segundos después sus labios.

sábado, 24 de abril de 2010

Ángel de la guarda


Ángel malherido dulce compañia, no me desampares ni de noche ni de día, que me sobran los motivos para ver la luz del día,

¿Sabes que es lo peor de la promesa? ¿Lo sabes?
Lo peor es sentirte traicionada por cada palabra que me has dicho, por cada gesto que has hecho y por la promesa que una vez salió de tus labios
Nunca prometas si no vas a poder cumplirlo, me dijiste que no me ibas a dejar sola ... y aqui estoy otra noche sin saber de ti.
¿Dónde estás mi ángel de la guarda?

Hasta el último suspiro .~


Acuerdate de todo lo que te quiero cada vez que no estemos juntos .- dijiste con voz calmada

miércoles, 21 de abril de 2010

Solo prometemelo...

Y estando juntos la vida un sueño será, haremos cosas prohibidas que ha gloria sabrán, y entenderás ... que ahora tú y yo ... volvemos al amor

¿Cómo se puede querer tanto a una persona que apenas conoces? La sola sensación de la perdida produce en uno mísmo el sentimiento del dolor y del miedo. Prometeme que nunca vas a dejarme sola y te entregaré lo más valioso que tengo ... todo mi corazón.

martes, 20 de abril de 2010

Saritta Sarittisima!


A todo momento pienso en tí, aunque muchas veces no te lo merezcas, gracias por cada momento a mi lado estúpido ;)

lunes, 19 de abril de 2010

DíasContigo .~

¿Sabes qué? Tú eres aquello que quiero, eres esa persona que deseo escuchar cada mañana al despertame, y la última que vea antes de acostarme. El solo pensamiento de que algún día puedo perderte me hace estremecerme, por eso quiero decirte que ... quiero estar contigo, día y noche, llueva o nieve pero contigo todo será mucho más fácil.
Te quiero! ♡

domingo, 18 de abril de 2010

Letal Silence .~

Un ruido me hizó despertar; solté una risita al darme cuenta de que me encontraba sentada en una de las sillas de atrás, en la universidad todo era asi, si tu querias estar atenta lo estabas, pero lo raro era que yo siempre habia sido una chica bastante atenta, pero desde el inicio del curso me encontraba asi, revoltosa como las abejas en primavera, o como los niños en verano cuando querian ir a la piscina y sus madres no querian llevarlos...
Y esto era por aquel chico sentado dos filas mas para abajo, su mirada era clara y penetrante, y cuando me miraba me hacia sentir diferente, incluso unica en el mundo.
Pero todo debia ser demasiado irreal para que tu te fijaras en mi, tu sitio estaba con ella, aquella chica que ocupaba la silla de tu lado, suspiré cansada mientras recogía las cosas y salí de alli sin prestar atencion a las miradas de mis compañeros sobre mi.
Después de atravesar el largo y solitario pasillo llegué a mi taquilla, la 19, era mi numero favorito y habia tenido la suerte de haberlo podido elegir al principio, al abrirla las fotos de todas y cada una de mis amigas se iluminaron con la luz que entraba por los ventanales, y detrás de una de las fotos habia una tuya, era de aquel dia que te nombraron capitan del equipo, todos os habiais hecho una foto para recordar ese dia, y uno de mis amigos me habia encargado hacer la foto, al principio me dió verguenza, pero hice la foto y luego la coloqué junto a mis seres queridos...dentro de mi taquilla.
Mientras me dirigia hasta el campo escuché como se abria la puerta, pero no me giré, total no seria nada importante, porque nadie solia tenerme en cuenta solamente cuando habia que entregar algun trabajo, o para ayudarles con los ejercicios.
Me senté en una de las gradas y por mi mente pasó mi mejor recuerdo, el dia del ultimo partido de la temporada pasada, estaba a punto de terminar y perdiamos por un punto, entonces le pasaron la pelota a mi capitan y el nos dió el punto de la victoria, entonces tu mirada recayó sobre la mia, y una sonrisa apareció en tu rostro, haciendo que me sonrojara como una niña pequeña.
Moví la cabeza intentando despejarme de aquel recuerdo cuando tocastes mi hombro, no me hizo falta girarme para saber que eras tu, el olor de tu colonia te habia delatado, y no me habia dado tiempo de pensar algo que decirte o como comportarme cuando me hablaras.
- Hola .- dijistes sonriendo, tu voz me sonaba a musica celestial, y mi corazon latia con mas fuerza cuando te sentastes a mi lado.
Ella no estaba, y eso me hizo sentirme un poco mejor.
Solamente sonreí, no sabia que decirte, y no queria estropear la relacion que todavia no teniamos, y parece que aquello te molestó porque tu sonrisa desaparecióde repente.
- Si estas esperando a alguien puedo marcharme por donde vine .- añadió friamente, queria que decirle que no, que llevaba tres años esperandole a el, cada dia y a esa misma hora, sentada en aquella fria grada, esperando el momento en que se sentara a mi lado y me hablara.
- Puedes quedarte si quieres .- susurré en un hilo de voz, entonces girastes la cabeza hacia mi y volvistes a sonreir.
Tu mano se fue acercando lentamente hasta mi rostro, y apartó con suavidad el mechon que caia sobre el, dejando a la vista mis mejillas sonrojadas por ti.
- Yo no la quiero .- fue lo unico que dijo, levanté mi cabeza y mis ojos se encontraron con los suyos, en ese momento mi esperanza volvió de nuevo, pero al instante volvió a caer en picado...el no podria fijarse en mi, nunca lo haría...
Aparté su mano de mi pelo, y me levanté intentando aguantar las lagrimas por los menos hasta que tu no me vieras, bajé rapidamente las escaleras y me encontraba atravesando el campo cuando volví a escuchar tu voz.
- LA CHICA A LA QUE QUIERO ERES TU, ¿POR QUE NO PUEDES CREERME? .- chillastes, me paré en seco al escuchar esas palabras, era imposible, seguramente yo misma lo habria imaginado, pero entonces me agarrastes del brazo y me abrazastes con fuerza.
- Llevo años amandote, y nunca me he atrevido a decirtelo .- murmuró, de repente el cielo empezó a oscurecerse y las nubes aparecieron al instante, empezó a llover, pero no me importó, solo pensaba en aquel sentimiento que acababas de admitir.
Sonreí y me atreví a besar tus labios, y no me importa lo que opine la gente, pero quiero revivir ese beso una y otra vez en mi cabeza, pero eso ya no hará falta, porque revivirá cada vez que me digas que me amas

Nada sin ti .~

¿Por qué evitar pensar en tí?
Dime que es lo que me ocurre, solo dime que puedo pensar en tí, que puedo contemplarte en silencio, eso es lo único que quiero, poder mirarte desde la oscuridad, esa oscuridad en la que estoy por tu culpa, no quiero tener que estar siempre aqui, pero me conformo con tener su sonrisa, esa sonrisa que me hace tan feliz, brilla por si sola, y eso me hace sonreir, cada gesto, cada palabra, y cada mirada que pones sobre mi, me hace suspirar, y estremecerme, pero dime que quieres que haga, ¿puedo seguir así?.
Solamente quiero una respuesta, esa respuesta contestará a todas mis preguntas, dime que me quieres, y volveré a disfrutar de la vida, dejame quererte, solo pido poder besarte por la mañana, y dejame escuchar tu voz antes de acostarme, ¿tan complicado es de entenderlo?, quiero que estés a mi lado, te necesito para poder descubrir que es lo que necesito, eres mi mundo ... y eso me hace darme cuenta de todo lo que este estúpido corazón te quiere, solo permiteme demostrarte que soy lo que necesitas, no con eso no vayas a encontrar a alguien que te quiera más que yo, porque por ahora eso es posible, pero no quiero tener que quererte, no me lo permitas ... si tú no vas a quererme no me dejes sufrir, por una vez piensa en mí, mirame diferente, como si fuera alguien importante para tí, no quiero nada sin tí ....

Siempre conmigo .~

La luz de la mañana me despertó de golpe, me restregué los ojos con cuidado y fue cuando me di cuenta de que la noche anterior no me había quitado el maquillaje, pasé mis dedos manchados de negro por mi camiseta y me incorporé con cuidado. El dolor de cabeza volvió hacerse de notar y se hincó en mi para que no me olvidara de él. Fue entonces cuando escuché aquella melodía con la que me había dormido casí a las 3.00 de la mañana "Sevilla no es una ciudad, y es un sentimiento ... no lo puedo explicar", desvié la mirada hacia mi almohada y me encontré con el mp4 encendido y con la canción Sevilla de Fondo Flamenco sonando por octava vez. Suspiré mientras lo apagaba y lo volvía a dejar donde estaba. Con paso lento y cuidadoso llegué hasta al baño donde me encontré el telefono móvil sobre el lavabo, lo miré y este marcaba las 12.03, suspiré y me miré en el espejo ... entonces ví la causa de mi dolor de cabeza. Me recogí el pelo con una coleta mal hecha y me dispuse a lavarme la cara, el agua estaba más fría que de costumbre, o quizá era porque siempre solía meterme en la ducha para despejarme, y el agua caliente era mi mejor aliada en aquellos casos, pero ahora ... no me apetecía nada. Me apoyé en la puerta durante unos segundos, y negando con la cabeza bajé las escaleras con cuidado, agarrandome a la barandilla mientras me tambaleaba ... no llevaba puesta las gafas y eso añadido a mi estado de ánimo no era capaz de mirar por donde pisaba. Pero al llegar al marco de la puerta que me comunicaba con el salón sonreí tontamente, allí estabas tú, dormido en aquel sofá tan incomodo donde tantas veces me había tumbado hablar contigo ... me acerqué con cuidado y me senté sobre la alfombra acariciando tu mano, entonces abristes los ojos y me sonreístes.
- Te dije que iba a quedarme contigo .- murmurastes y apoyé la cabeza en tu brazo, cerrando los ojos feliz.